Siglo XX ya nos vamos,
huella a huella, gota a gota;
tú al encuentro con la historia
yo a dormir junto a la muerte.
Siglo XX tú sembraste
en el surco de la vida
flores blancas, rojas, negras
que son paz, amor y muerte.
Hiroshima, Nagasaki,
la canción de paz de Ghandi;
Salvador Dalí, Picasso,
Stravinsky, el gran Carusso.
La conquista de la luna,
rock and roll, computadoras;
Borges, Paz, Diego Rivera
y Vietnam y Medio Oriente.
Mucho o poco ya no importa,
tu labor ha terminado;
estas son algunas flores
que brotaron en tu huerto.
Deja al tiempo que te juzgue,
él sabrá dictar sentencia;
sólo entonces en la historia
quedará tu nombre escrito.
Por mi parte estoy sereno,
yo sembré desde mi aurora
en el surco de la vida
el amor y la esperanza.
Esparcí por todas partes
las alhajas de mi alma;
mis principios, mis ideas,
mis virtudes y mi fe.
Recibí preciadas joyas:
un diluvio de alegría,
un viñedo de ternura
y un océano de paz.
Y hoy que cerca está mi ocaso
tengo el alma satisfecha;
mi conciencia está tranquila,
le doy gracias a la vida.
Ya nos vamos siglo XX,
ya nos vamos en las alas
del tic tac de los relojes,
del ding, dong de las campanas.
Ya nos vamos siglo XX,
huella a huellla, gota a gota;
tú al encuentro con la historia,
yo a dormir junto a la muerte.
huella a huella, gota a gota;
tú al encuentro con la historia
yo a dormir junto a la muerte.
Siglo XX tú sembraste
en el surco de la vida
flores blancas, rojas, negras
que son paz, amor y muerte.
Hiroshima, Nagasaki,
la canción de paz de Ghandi;
Salvador Dalí, Picasso,
Stravinsky, el gran Carusso.
La conquista de la luna,
rock and roll, computadoras;
Borges, Paz, Diego Rivera
y Vietnam y Medio Oriente.
Mucho o poco ya no importa,
tu labor ha terminado;
estas son algunas flores
que brotaron en tu huerto.
Deja al tiempo que te juzgue,
él sabrá dictar sentencia;
sólo entonces en la historia
quedará tu nombre escrito.
Por mi parte estoy sereno,
yo sembré desde mi aurora
en el surco de la vida
el amor y la esperanza.
Esparcí por todas partes
las alhajas de mi alma;
mis principios, mis ideas,
mis virtudes y mi fe.
Recibí preciadas joyas:
un diluvio de alegría,
un viñedo de ternura
y un océano de paz.
Y hoy que cerca está mi ocaso
tengo el alma satisfecha;
mi conciencia está tranquila,
le doy gracias a la vida.
Ya nos vamos siglo XX,
ya nos vamos en las alas
del tic tac de los relojes,
del ding, dong de las campanas.
Ya nos vamos siglo XX,
huella a huellla, gota a gota;
tú al encuentro con la historia,
yo a dormir junto a la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario