domingo, 28 de diciembre de 2008

NO QUEREMOS UN PLANETA DEVASTADO


Las focas son animales inofensivos, juguetones y tímidos que tienen su hábitat en el círculo polar ártico y lo comparten con los osos blancos, los renos y otras especies. El hielo, la nieve y las aguas glaciares son su entorno ecológico. La soledad y la lejanía de estos lugares los había mantenido en armonía con su ciclo natural, pero la llegada del hombre ha comenzado a diezmarlas.

El 28 de marzo de 2008 dio inicio en Canadá la cacería de 275 mil crías de focas aprobada por el Gobierno de esa nación. Los ecologistas consideran que es “la mayor matanza de mamíferos marinos en el mundo, ya que es una cuota imprudente que supone un desprecio a la conservación de la especie”.

Los pescadores canadienses cazan a las focas con un Hakapik, que es un palo de madera con un pico de metal en la punta y un garfio. Golpean a las indefensas focas para aplastarles el cráneo y reventarles la cabeza. El 98 por ciento de las focas tienen entre 12 días y tres meses de edad cuando son brutalmente apaleadas.

El Gobierno canadiense manifestó que esta actividad sería sin crueldad y de manera responsable ya que los cazadores deben seguir tres pasos para matar a los animales: dispararles o golpearlos, comprobar su pulso y desangrarlos antes de despellejarlos.

Las autoridades defienden que es necesaria su caza por dos motivos: 1) Para que los pescadores obtengan ingresos fuera de la temporada de pesca y 2) Por la creencia no demostrada de que extinguen el bacalao, por eso las focas son vistas como una plaga a la que hay que exterminar.

Una sociedad de veterinarios dirigidos por Rosemary Burdon denunció en 2001 que el 42 por ciento de las focas fueron desolladas mientras estaban conscientes. La bióloga Nuria Querol, coordinadora de la Campaña Contra la Matanza de Focas en España dice que la caza de estos mamíferos tiene fines superfluos, sus productos se usan en peletería, afrodisíacos y productos para la moda.

Señala enfáticamente: “El Gobierno español tiene una actitud cobarde, parece que tiene miedo de que Canadá le responda “¿Por qué no os preocupáis del horror que tenéis en tus plazas de toros?”.

El grupo ecologista Humane Society afirma que en los últimos años ha visto pieles de foca en modelos de firmas como Gucci, Dolce and Galbana y Louis Vuitton. Tanto Francia como Italia han anunciado su intención de prohibir el comercio con productos de focas, y la Unión Europea podría hacerlo pronto.

Uno de los cazadores de focas declaró que la matanza de estos animales “te proporciona un sentimiento terrible como ser humano”, y Jean Claude Lapierre, director de la Asociación de Cazadores de Focas de las Islas Magdalena expresó: “Han dicho públicamente que somos bárbaros y masacramos focas, nuestra reputación ha sido pisoteada por todo el planeta”.

La población de focas es de 6.3 millones pertenecientes a tres especies: groenlandesa, narizona y gris. Los cazadores generaron más de 30 millones canadienses (unos 19 millones de euros) en 2006, sólo por la venta de las pieles.

A los países desarrollados y con un alto nivel de tecnología y avances en su modelo de vida se les toma como ejemplo por muchas naciones pobres creyendo que esa es la solución a sus problemas de Gobierno, socioculturales y de justicia, pero en cuestión de humanismo el primer mundo demuestra que no es lo mejor, que la rapiña y la voracidad por atentar contra el entorno ecológico por dinero es más importante que mantener el equilibrio de la naturaleza, a la que el hombre debe su verdad de ser humano.

Canadá y otros países como Japón, que está extinguiendo las ballenas, y México donde el santuario de las mariposas monarca está amenazado por la depredación, deben reconsiderar su política ecológica a través de sus instituciones para que puedan obtener recursos de la naturaleza y al mismo tiempo preservarla para beneficio de nuestro planeta, de la armonía con la flora y la fauna, del respeto al espíritu de la humanidad y del legado de un ecosistema limpio, protegido y con la grandeza del paisaje conmovedor para nuestros hijos.

No queremos un planeta devastado, no queremos que el cambio climático genere desolación y aniquilamiento. Queremos la vida de las cuatro estaciones generando luz del sol, flores, bosques, nieve, lluvias plácidas, campos verdes y belleza refulgente por todos lados.

Artículo con Derechos Reservados. Fotografías de la comunidad.el país.com y wordpress.

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