jueves, 4 de diciembre de 2008

BLANCA NAVIDAD




La navidad es la alegría del mundo en el que los corazones cantan villancicos, inspiran fraternidad y alaban a un niño que es luz, pan, vid, sacrificio y parábola de paz y amor. Las luces multicolores y la música bajo las estrellas encienden serenidad en las almas de la humanidad.

La navidad es el árbol y las esferas, el frío y la cena, el anuncio de un ángel a los pastores, la convivencia familiar y el espíritu de fraternidad que flota en la atmósfera de los continentes y los mares, las ciudades y las aldeas más pequeñas. Es el fruto de un Jesús vivo que te dice ven y ama, ríe y perdona. Es la vid que tiene uvas de espíritu, justicia y verdad.

La navidad te dice: yo soy la libertad, el oro, la mirra y el incienso, los tres reyes, la estrella de Belén y el cántico de la alegría que proclaman las olas, las ciudades iluminadas y los novios bajo la luna. Respiremos este incienso, flor de invierno que fulgura dentro de nosotros.

Burbujee la champaña en las gargantas. Sucumbir al frenesí con moderado ímpetu y despertar en la mañana con la dicha en forma de corona sobre todo dolor y sobre todo anhelo. Respirar la navidad y llenarse de la dicha cálida, del momento grato y de la conversación amena.

Disfrutar de los regalos, derrochar un poco en cada compra y ahorrar también sin deslumbrarse. Caminar entre la gente, respirar las multitudes y dejar un momento para la reflexión. La navidad es fantasía y es ensueño, es la noche fulgurante y es también la soledad.

La navidad somos tú y yo después de la vorágine diciéndonos en silencio: yo soy tu verdad, tu paz, el fin de tu destino, si nuestro amor es luz iluminemos la desdicha y el tormento, la oscuridad y el vendaval, digámosle al amor que sea guía hacia la felicidad que es como la primavera para todos los oprimidos. Que sea perenne la navidad como la blancura de la nieve en la pureza de los corazones.

Ha nacido un niño y está sobre la paja, proclama la verdad y el pobre y el rico lo comprenden cada quien a su manera. La gruta es amplia. María y José lo contemplan. Irradia un fuego espiritual que invade de felicidad serena sus corazones. El amor que mueve al mundo ha nacido.

Blanca navidad, paloma mensajera de paz y alegría enciéndete en el pino que está dentro de nosotros y llena de fulgores nuestra alma. Clama la fraternidad en cada ser humano y déjanos así, siempre llenos de la paz que tu nombre predica.