“Gloria en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Este es el saludo que un ángel externó al encontrarse a unos pastores para informarles que había nacido “el Dios poderoso, Príncipe de paz”, que habría de redimir a la humanidad del pecado y que dejara la promesa de salvación y vida eterna para quien lo siguiera en sus enseñanzas.
Más tarde, entre los romanos, este acontecimiento serviría de marco para establecer la celebración de la Navidad. Al expandirse el imperio romano con sus conquistas a todo el mundo conocido de ese tiempo, se universalizó este festejo, que, posteriormente, a través de la conquista española, llegaría a México y a los pueblos latinoamericanos.
LA NAVIDAD DE LOS RICOS: Se celebra muy al estilo europeo con el clásico pavo enjamonado y con las delicias culinarias importadas de países extranjeros. Con manifestaciones de alegría y abrazos al sonar las doce campanadas de la medianoche, y las clásicas doce uvas; sin olvidar el tradicional brindis con champaña legítima. Acostumbran intercambiar regalos costoso y decorar su entorno con el clásico árbol de Navidad y otros detalles.
Sobre este estrato social específico, la Biblia dice: “Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos”. Metafóricamente, esta expresión significa que las dificultades y problemas de la vida cotidiana son más intensas, de tal modo, que hallar la paz y el bienestar del espíritu resulta más difícil.
LA NAVIDAD DEL PUEBLO: En este renglón podemos incluir a las clases medias que se confunden, en su celebración, con las clases más humildes; donde las diferencias ideológicas y materiales no son muy extremas.
Suelen celebrar la Navidad en familia, sea con el pavo que otorgan las dependencias oficiales a sus empleados, o con el pollo asado que llene las expectativas del presupuesto. Sus adornos y su entorno son más modestos. El diálogo y la convivencia es el objetivo primordial. Acostumbran brindar con la sidra elaborada a base de manzanas fermentadas, al que le llaman, ingenuamente, champaña (que proviene del francés champagne y pasa al español como champaña).
La Biblia dice: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Cuyo significado es que en el Sistema político, las clases medias son el sector que más resiente la opresión y la prepotencia; la impartición de una justicia parcial (para el que más dinero puede aportar. Si no que lo digan los jueces y los abogados), lo que genera una sociedad resentida contra el Sistema político vigente.
LA NAVIDAD DE LOS POBRES: Algunos celebran la Navidad a medias y para otros es una fecha más, un día más en el almanaque de su vida. Los que participan de este festejo no tienen arbolito ni adornos, únicamente la conciencia colectiva de que es un día de fiesta.
Cuentan con una gallina, de las que crían en su patio, y la preparan asándola; también con las tortillas calentadas del día y, tal vez, con el frijol colado y el chile habanero cotidiano. No puede faltar el licor barato, de los más corrientes, que se aproximan al alcohol natural.
Pueden celebrarlo en el interior del hogar o sentados sobre piedras en el patio de su casa. El tema de conversación será el relativo a la construcción donde están laborando y las fuentes de trabajo donde proseguirán al concluir ésta; las condiciones de la cosecha y el precio del maíz; la próxima siembra del frijol, tomate y calabaza. Jamás hablarán de asuntos internacionales, de política neoliberal o de la bolsa de valores. Sólo tienen la conciencia de que cada día es para sobrevivir.
La Biblia dice: “Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de los cielos”. Quizás por la falta de recursos económicos les resultan ajenos los medios de comunicación y las decisiones políticas que es a quienes más afectan. Por esta razón son el estrato social que más desarrolla sus cualidades humanas. Tienen más conciencia de sus sentimientos y los exteriorizan con mayor facilidad.
Podemos concluir afirmando que la Navidad siempre será un motivo de alegría y de sano esparcimiento. Un fenómeno colectivo que implica un ápice de reflexión sobre la calidad humana que estamos desarrollando, cultivando en hijos y esposas, para una convivencia más plena, en familia, en esta época del año.
La Navidad es como el mundo en el que conviven buenos y malos. Un texto bíblico afirma esta premisa y comprara al mundo con un plantío en el que crecieron juntos el trigo y la mal hierba, pero que en el tiempo de la cosecha, el trigo será juntado para el alimento y la mala hierba para ser consumida por el fuego. Así los estratos sociales y así la vida: buenos y malos conviviendo juntos. Esperemos, en este tiempo de Navidad, que la fraternidad y el amor ilumine aquellas almas que están fuera de su cauce, y que la dicha retorne a los espíritus desangrados y adoloridos.
Navidad, inspira la calidez de tus bondades en los corazones de todo el mundo, de los hogares campechanos y, especialmente, de las familias hecelchakanenses. Danos la paz y el amor que la gloria de tus ángeles trajeron el día en que un niño, todo poder y espíritu, transformó la vida del universo.
Más tarde, entre los romanos, este acontecimiento serviría de marco para establecer la celebración de la Navidad. Al expandirse el imperio romano con sus conquistas a todo el mundo conocido de ese tiempo, se universalizó este festejo, que, posteriormente, a través de la conquista española, llegaría a México y a los pueblos latinoamericanos.
LA NAVIDAD DE LOS RICOS: Se celebra muy al estilo europeo con el clásico pavo enjamonado y con las delicias culinarias importadas de países extranjeros. Con manifestaciones de alegría y abrazos al sonar las doce campanadas de la medianoche, y las clásicas doce uvas; sin olvidar el tradicional brindis con champaña legítima. Acostumbran intercambiar regalos costoso y decorar su entorno con el clásico árbol de Navidad y otros detalles.
Sobre este estrato social específico, la Biblia dice: “Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos”. Metafóricamente, esta expresión significa que las dificultades y problemas de la vida cotidiana son más intensas, de tal modo, que hallar la paz y el bienestar del espíritu resulta más difícil.
LA NAVIDAD DEL PUEBLO: En este renglón podemos incluir a las clases medias que se confunden, en su celebración, con las clases más humildes; donde las diferencias ideológicas y materiales no son muy extremas.
Suelen celebrar la Navidad en familia, sea con el pavo que otorgan las dependencias oficiales a sus empleados, o con el pollo asado que llene las expectativas del presupuesto. Sus adornos y su entorno son más modestos. El diálogo y la convivencia es el objetivo primordial. Acostumbran brindar con la sidra elaborada a base de manzanas fermentadas, al que le llaman, ingenuamente, champaña (que proviene del francés champagne y pasa al español como champaña).
La Biblia dice: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Cuyo significado es que en el Sistema político, las clases medias son el sector que más resiente la opresión y la prepotencia; la impartición de una justicia parcial (para el que más dinero puede aportar. Si no que lo digan los jueces y los abogados), lo que genera una sociedad resentida contra el Sistema político vigente.
LA NAVIDAD DE LOS POBRES: Algunos celebran la Navidad a medias y para otros es una fecha más, un día más en el almanaque de su vida. Los que participan de este festejo no tienen arbolito ni adornos, únicamente la conciencia colectiva de que es un día de fiesta.
Cuentan con una gallina, de las que crían en su patio, y la preparan asándola; también con las tortillas calentadas del día y, tal vez, con el frijol colado y el chile habanero cotidiano. No puede faltar el licor barato, de los más corrientes, que se aproximan al alcohol natural.
Pueden celebrarlo en el interior del hogar o sentados sobre piedras en el patio de su casa. El tema de conversación será el relativo a la construcción donde están laborando y las fuentes de trabajo donde proseguirán al concluir ésta; las condiciones de la cosecha y el precio del maíz; la próxima siembra del frijol, tomate y calabaza. Jamás hablarán de asuntos internacionales, de política neoliberal o de la bolsa de valores. Sólo tienen la conciencia de que cada día es para sobrevivir.
La Biblia dice: “Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de los cielos”. Quizás por la falta de recursos económicos les resultan ajenos los medios de comunicación y las decisiones políticas que es a quienes más afectan. Por esta razón son el estrato social que más desarrolla sus cualidades humanas. Tienen más conciencia de sus sentimientos y los exteriorizan con mayor facilidad.
Podemos concluir afirmando que la Navidad siempre será un motivo de alegría y de sano esparcimiento. Un fenómeno colectivo que implica un ápice de reflexión sobre la calidad humana que estamos desarrollando, cultivando en hijos y esposas, para una convivencia más plena, en familia, en esta época del año.
La Navidad es como el mundo en el que conviven buenos y malos. Un texto bíblico afirma esta premisa y comprara al mundo con un plantío en el que crecieron juntos el trigo y la mal hierba, pero que en el tiempo de la cosecha, el trigo será juntado para el alimento y la mala hierba para ser consumida por el fuego. Así los estratos sociales y así la vida: buenos y malos conviviendo juntos. Esperemos, en este tiempo de Navidad, que la fraternidad y el amor ilumine aquellas almas que están fuera de su cauce, y que la dicha retorne a los espíritus desangrados y adoloridos.
Navidad, inspira la calidez de tus bondades en los corazones de todo el mundo, de los hogares campechanos y, especialmente, de las familias hecelchakanenses. Danos la paz y el amor que la gloria de tus ángeles trajeron el día en que un niño, todo poder y espíritu, transformó la vida del universo.