sábado, 22 de noviembre de 2008

EL HANAL PIXÀN




El Hanal Pixán o “Comida de las almas” es una conmemoración ancestral que sigue vivo en el corazón de nuestro pueblo, late con su esencia original de honrar la presencia de nuestros muertos. En la cosmovisión maya la muerte se identifica con lo más profundo del invierno, por ese motivo, estoy seguro, que originalmente esta conmemoración se realizaba en el solsticio del invierno como una forma de reconocer que la muerte ha desaparecido de nuestras vidas y la felicidad celeste y la alegría persisten vivos en nuestro espíritu.


El hoyo que se escarba para hacer el horno de los pibipollos se identifica con el inframundo donde todos los guerreros luchan con su espíritu contra Ah Puch, el Dios de la Muerte, para vencerlo y arrebatarle el amor que engrandece nuestra vida. Así es como ya terminado el pibipollo sale del hoyo triunfante, y altivo para hacer ofrenda al Dios Solar, Hunab Ku, nuestro único Dios en donde caben todos los demás.

La ofrenda del pibipollo somos nosotros que fragantes de incienso subimos en columnas de ondulante humo al corazón de nuestros dioses. El agua y el chocolate son nuestras lágrimas transparentes y cristalinas como el agua pura de los cenotes que derramamos en nuestra travesía por el mundo oscuro de Xibalbá para vencer a Ah Puch o Chac Mitum Ahau que significa “Gran pudrición Universal”.

Las frutas y las velas y veladoras son nuestra esposa y nuestros hijos por los que a diario luchamos para llenarnos del espíritu de nuestros dioses. Las oraciones son el amor que llena la presencia de nuestro Gran Dios de la pureza y la claridad resplandecientes como las cristalinas gotas de la lluvia y la dulzura de los arco iris y la serenidad de las puestas de sol que se tornan rojizas desde los cuatro palacios de las direcciones de nuestra casa: el universo.

Por eso todas las familias nos reunimos para conmemorar la presencia viva de nuestros muertos que después de batallar y heredarnos una vida limpia y resplandeciente como la primavera están con nosotros haciendo ofrenda a la grandeza de nuestro Gran Dios Hunab Ku, que significa “Un solo Dios”.